sábado, 2 de febrero de 2013

En algún momento decidí irme lejos. No lejos donde marcan los mapas, se trata de otro tipo de lugares y fue hace mucho más tiempo del que podáis imaginar. Hubo una época en la que los cuentos se escuchaban en casetes: fue durante el mismo período en el que las alfombras llegaban hasta delante del reproductor para ofrecerme una plataforma desde la cual despegar. El medio urbano-rural, hastiado, resultaba mezquino para una niña. Allí no había paisajes lo suficientemente sorprendentes, buscaba otro tipo de horizonte donde poder llevar a cabo mis excitantes aventuras: el viaje al centro de la tierra, las playas y cuevas a las que llegaba Simbad, ¡Long John Silver jamás aparecería por pasajes tan insípidos! Así que tuve que irme, irme a través de mis oídos, siguiendo la voz de aquel loro que juraba no saber dónde estaba escondido el tesoro, aquel mismo tesoro que yo conocía perfectamente porque había recurrido en varias ocasiones a un libro de piedras preciosas para ponerles nombre y rostro a las gemas de mi botín. No sé cómo, imagino que de la forma más natural de todas, esas cintas se cambiaron por discos, circunstancia que aprovecharon los libros para hablarme de otras cosas. Todo transcurrió tan espontáneamente que no había reparado en que todavía no había regresado de mis hazañas, y solo me pude dar cuenta cuando ambas realidades empezaron a solaparse. Es por eso que ahora, cuando el agua puede aún verse sobre las plantas, en ese mismo medio urbano y rural que sigue siendo igual de cargante para las fantasías, me parece ver el brillo de una esmeralda, quizás un rubí si el agua decide pararse sobre una flor. Me siento en la batalla de el Álamo cuando cargo contra un ratón de campo que ha decidido colarse en casa, y el espíritu de Davy Crockett se apodera de mí. Es entonces cuando CSN&Y empiezan a retumbar en mis oídos: exploro los caminos a mi alrededor y el mar me gusta más cuando está picado. Sea como fuere, soy una exploradora, una pirata, una cowgirl, y ahora mi casa está allí donde haya atractivas empresas que abordar. De todas formas, es fácil hacerlo, ya he estado en todos esos lugares antes, Déjà vu.