lunes, 1 de agosto de 2011

Un regalo desde la urbe

Ara cursaba artes en la ciudad de al lado. No era gran cosa, pero cualquier sitio era infinitas veces mejor que el pueblucho de paletos donde solíamos habitar. Desde que estudiaba allí, se había convertido en un icono para mí: la ropa, el pelo... ¡Esa era la jodida actitud! ¡Sí señor! Era reconfortante saber que en algún otro punto del mapa existía vida más allá de los burdos hábitos con los que nunca llegamos a familiarizarnos.
Un fin de semana vino a mi casa. Se había comprado 'Rocket to Russia' y a mí me había traído 'End of the century'. Pese a nuestras diferencias, los Ramones sabían quiénes éramos: le habían mostrado al mundo que cualquier marginado podía hacer rock y eso nos alentaba. Le quitamos el envoltorio y lo hicimos sonar, nos sentamos en la cama y permanecimos inmóviles hasta que el disco se acabó. Recuerdo que ella farfullaba algo y terminó por soltarlo: "no sé quién coño será esa Sheena".
Hay gente que dice que todas las canciones de los Ramones suenan igual y por esa regla de tres he decidido que todas ellas merecen ser recordadas. Pero si tuviese que destacar algún tema de este disco, posiblemente me quedase con I'm affected (canción que ese mismo año intenté meter en un cd de baladas para la clase de inglés, pero eso ya es otra historia): es corta, suena a punk y habla de amor.

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